miércoles, 20 de julio de 2011

Habemus mártir

Podría valer aquello de "Tarde, mal y nunca", pero creo que la dimisión de Francisco Camps va más allá de una cabezonería personal y traspasa la línea de la tomadura de pelo al ciudadano, al votante y a la democracia.

Escuchando a los dirigentes nacionales del PP valorando la dimisión de Camps, se le saltan a uno las lágrimas. Pareciera un funeral donde al difunto todo son palabras de alago.

En la jornada de hoy hemos oído y visto imágenes de todo tipo. Al comienzo se sabía que había un acuerdo con la cúpula del PP de Madrid, para que Camps se declarase culpable y pagase una multa de 49.000€ por cohecho impropio, al recibir regalos ilícitos de una empresa que obtenía lucrativos contratos de la Generalitat. Con su culpabilidad se acabaría el juicio y por tanto una posible sentencia para noviembre, posible fecha de un adelanto de las elecciones generales.

Trillo tuvo que volar a Madrid para negociar con Camps su culpabilidad. Rajoy vía teléfono metía presión para que el posible juicio no mermase sus posibilidades en unas generales adelantadas.

A lo largo de la mañana se veía circular a los otros 3 imputados al juzgado a declararse culpables, como se había acordado...todos cumplieron lo pactado excepto Camps. Los teléfonos chirriaban, no se sabía bien qué pasaba hasta que a las cinco de la tarde ha convocado una conferencia, sin preguntas, como viene siendo habitual en nuestros políticos ante situaciones delicadas, donde ha pronunciado las esperadas palabras, para algunos, y la sorpresa de muchos, que veían a Camps anclado a su sillón, con el firme apoyo mostrado por Rajoy y el resto de dirigentes. Deja la presidencia "inocente" y con soniquete que recuerda a cualquier evangelizador, "no demostrarán nada, porque no hay nada".

Claramente la jugada es como sigue:
Rajoy le exige que mueva ficha ante el enjuiciamiento legal abierto contra él y sus íntimos colaboradores. Como ha mentido respecto a los trajes, ya no puede declararse culpable y pagar la multa como sostiene la cúpula de Génova, porque menoscabaría su credibilidad política. Por lo que ha decidido dimitir, convirtiéndose en mártir en pro de la victoria del gran líder Rajoy. Pero claramente la jugada es otra, Camps sale por la puerta grande, dimite él, por Valencia, por España, por el PP...y sobre todo porque si finalmente en los juzgados no se le declara culpable, Rajoy sabrá pagar su fidelidad y con certeza le colocará en un ministerio.

Como reflexión curiosa es que son cuatro imputados, todos inocentes, según palabras de Camps, pero tres de ellos se han autodeclarado culpables, para seguir en sus cargos y no perjudicar más al PP, y el que ha dicho que es inocente, es el que dimite de su cargo de presidente de la Generalitat. ¿alguien entiende algo?

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