jueves, 17 de marzo de 2011

Pasividad internacional

Me indigna la posición internacional en el asunto de Libia. Un tirano masacrando a su población, llamada terrorista, por sublevarse a sus décadas de dictadura, amenazas constantes a la intervención exterior y los países que componen la ONU, siguen sin hacer nada, sin ni siquiera ponerse de acuerdo en condenar los actos de Gadaffi.

Hoy leo que el hijo del dictador, sostiene que en 48 horas todo habrá acabado, habrán tomado todas las ciudades rebeldes. También amenazan con atacar a todo barco a avión que pase por el Mediterráneo o cerca de su espacio aéreo. Eso en mi pueblo es una declaración de guerra, o cuanto menos, un pulso en toda regla a la ONU.

Si se espera más a tomar la decisión de intervenir, cuando se haga ya no tendrá mucho sentido porque Gadaffi tendrá el control total en su territorio. Y si finalmente no se interviene de ninguna manera, se lanza un mensaje de impunidad a todo aquel dictador que ostente la fuerza como medida persuasiva contra la disidencia o grupos opositores.

Así que aunque una guerra no la desea nadie, intervenir en Libia, es un acto de justicia y de humanidad, contra la masacre injustificada de un dictador perpetuado desde hace décadas.

No entiendo que intereses deben tener los países que se oponen a una intervención o a crear áreas de exclusión aérea, aunque me puedo imaginar que claramente son intereses derivados del petróleo. Tristemente volvemos a tener un ejemplo donde prima la economía sobre la humanidad.

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