martes, 13 de julio de 2010

Pasión por la Roja

Aun resacosos de la victoria de "la Roja", retengo en mi retina (más por reiteración visual en los medios de comunicación) la ingente marea de gente que aclamaba a "los héroes nacionales" por las calles de Madrid. Aún no han salido cifras oficiales...pero se barajan entre 1 y 2 millones de personas.

Me parece lógico el entusiasmo ante una hazaña histórica, más aún sabiendo que el país por su mala situación económica necesitaba de una alegría, aunque vea muchas contradicciones económicas en estos actos. Nadie habló de reducción de gasto, ni de déficit a la hora de preparar los festejos, a la hora de pagar las primas a los jugadores, ni contratar cantantes para el evento. Todo vale para mantener al pueblo feliz y contento, sumido en el sueño, lejos de la cruda realidad.

Pero no quiero centrarme en este aspecto, prefiero centrarme en el movimiento de masas. En "el todos a una como los de Fuenteovejuna", en el "todos para uno y uno para todos", que en este país...sólo ocurre cuando juega la selección española de fútbol. (y gana, que sino ponemos a caer de un burro al entrenador, al que falló un gol, o al que dio un mal pase).

Hacía meses, sino años, que Gobierno y oposición no estaban de acuerdo con algo. Ha tenido que venir Vicente del Bosque, ganar el Mundial, para coincidir en algo.

Vemos como todo un país se une ante las alegrías, pero cada vez se desune frente a las adversidades.

CCOO y UGT sueñan con tener ese poder de convocatoria el 29 de septiembre, en la huelga general. Los 4 millones de parados querrían tanta fuerza y tanto ímpetu luchador de todo un país por solucionar los problemas y yo soñaría con que todos los asistentes a los festejos de la roja por Madrid, aumentasen el consumo un poquito, para que se acabase la crisis.

Pero no, eso no pasará, porque una vez terminado el paseíllo, cada uno para su casa, cada uno a su partido, cada uno a sus extremos y a acomodarnos ante la crítica pasiva, sin arrimar el hombro.

De todo esto sólo quedará un leve recuerdo, a 24 jugadores endiosados de por vida, forrados de millones, pero nadie recordará la lucha, el esfuerzo, la unión de los jugadores, el tiqui-taca que implica jugar en equipo, las horas de entrenamiento, los sacrificios personales... todos esos valores no calarán en la sociedad...sólo queda el pastizal que ganan y ello conllevará que muchos niños quieran ser futbolistas (igual que cantantes de OT o tertulianos de la tele tras pasar por Gran Hermano).

Vemos que cuando queremos, podemos. Y unidos podemos conseguir lo que queramos. El problema es que los políticos, los medios, los poderosos, no quieren esa unión popular. Ojala de esta victoria se ensalcen esos valores que han hecho a estos chavales conseguir una hazaña y la sociedad española aprenda algo (que falta le hace).

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