Estamos ante la madre de todas las encrucijadas: ¿Europa, más Europa...menos Europa...Europa de dos velocidades, la de los 27...o la de los 17?. ¿Quién se queda y quién se va...a quién se rescata, quién obedece o a quién se sanciona?.
La situación me recuerda a la maravillosa escena de la película de los hermanos Marx, en la que van en una locomotora...y a la voz de ¡Más madera!, van desmontando vagón a vagón; sillones, mesas...hasta acabar con la carcasa del propio vagón, para pasar a desmontar el siguiente.
Así veo yo estos días cómo está la situación de Europa:
Por un lado el eje Merkozy (Merkel y Sarkozy) auto proclamados dueños y señores de Europa, con sus propuestas; por otro lado se reúnen los "populares" de toda Europa (que casualmente son los que gobiernan en muchos de los países de la UE) y lanzan sus propias propuestas.
Mientras tanto, Van Ronpuy y el Sr Barroso, la comisión europea, el parlamento europeo...están desaparecidos.
Unos proponen la Europa del Euro, la de los 17 países con moneda común, dejando fuera a los otros que aún siendo Europa...no tienen Euro;
También se baraja que dentro de los 17 con Euro haya dos velocidades, los del núcleo duro... las locomotoras...y por otro los periféricos...los vagones de cola.
Vemos, que encima de la mesa aparece la Europa de las 3 velocidades...o la desmembración de Europa, como quieran verlo.
Como guinda del pastel...aparece el secretario del tesoro americano, a pasar revista, pedir explicaciones y "recomendar" qué medidas debe tomar Europa para solventar la crisis que ellos crearon. Y en unos días, tras la reunión de los 27, aunque no están invitados, se les espera; aparecerán las sociedades de calificación para aprobar o no las medidas tomadas.
Como ciudadano...y demócrata, veo el esperpento como una tomadura de pelo.
Los dirigentes europeos no poniéndose de acuerdo, planteando diferentes soluciones, diferentes velocidades o subcategorías en el club de socios europeos; los americanos viniendo a pasar revista...y los mercados esperando la valoración de la reunión de las calificadoras. Es una escena digna del cine de los hermanos Marx.
Sólo puedo decir...¡más madera!...¡más madera!